PSICOPEDAGOGÍA

Vuelta a clase luego de la pandemia…
¿Todo sigue igual?

Nuestros hijos retomaron las clases. 

En la mayoría de las Escuelas atrás quedaron las clases virtuales, las burbujas…nuevamente el colegio se pobló de niñitos corriendo, riendo, jugando; adolescentes conversando de esa manera tan compinche, de ruidos, de olores, las corridas para llegar a tiempo al colegio, esas mañanas tan movidas!, en definitiva  lo cotidiano,  lo ya conocido.

Ahora… podemos dar vuelta la página y hacer como que nada sucedió? Podemos dejar de pensar en los momentos vividos? 

Somos los mismos después de esta experiencia tan fuerte, tan inusitada, tan impensada, tan dolorosa? 

Nadie duda de que la respuesta sea NO, es impensado creer que podemos seguir adelante sin más, sin tener en cuenta todo lo vivido, todo lo  descubierto, todo lo aprendido con mucho esfuerzo en este año y medio de encierro.

Día a día, en nuestras consultas, nos encontramos con niños poco tolerantes, que les cuesta esperar, que les cuesta entender que mi tiempo vale lo mismo que el de otros, nos consultan por niños que no pueden quedarse quietos, que les cuesta prestar atención o concentrarse. Niños que estallan con facilidad, pocos tolerantes, con mucha facilidad para buscar afuera las culpas y poca capacidad de buscar adentro las causas de lo que sucede y poder hacerse cargo. Niños chiquitos que no hablan, que su lenguaje está atrasado o que se vio afectado.

Día a día conversamos con niños que extrañan su casa, su familia, sus mascotas, que tienen miedo de que algo malo suceda. Temerosos, tímidos.

Niños que se sienten angustiados, que sienten que les pasa algo que no saben expresar, que lloran con facilidad, irritables, con falta de interés. Que duermen mal, que se pasan a la cama de sus padres, que se volvieron a hacer pis, tartamudean, lloran sin motivo.

Claramente el encierro dejó secuelas y llevará un tiempo aún en recomponer el tiempo de aislamiento y encierro de este año y medio.

Tal vez alguna de esas ideas puedan ayudar:

  • No podemos, ni debemos evitarles todas las situaciones de estrés.
  • Atender a sus miedos, charlarlos, escucharlos.
  • Estar disponibles, ayudarlos a pensar, ofrecerles un lugar de confianza, seguro adonde puedan recurrir cuando necesiten ser escuchados,
  • Jugar, jugar y jugar.
  • Movernos mucho: correr, andar en bici, saltar…
  • Menos pantallas y más lenguaje compartido.

Nuestros niños tienen que sentirse seguros y estar emocionalmente bien para poder aprender.

Lic. Viviana Esteves

MP 137214 | Psicopedagoga | Coordinadora Área Psicopedagogia Domus

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